Operación "Paperclip"
"La Operación Paperclip (originalmente Operación Overcast) fue el nombre en clave de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos para extraer de Alemania científicos especializados en las llamadas Armas Maravillosas del Tercer Reich, como cohetes, armas químicas y experimentación médica después del colapso del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
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Numerosos documentos fueron reescritos para limpiar el nombre de diversos científicos envueltos en esa operación, a fin de posibilitar su entrada en el país e impedir que cayeran en manos de la Unión Soviética. Gran parte de las informaciones concernientes a la Operación Paperclip aún están clasificadas como secreto absoluto; además, hubo una operación aún más secreta para conseguir secretos nucleares alemanes, equipamiento y personal: la llamada Operación Alsos."
Al final de la
Segunda Guerra Mundial el estado mayor de los Estados Unidos
inicia la operación Paperclip a espaldas del presidente Roosevelt. En algunos
años, cerca de 1 500 científicos nazis son sacados de Alemania y reclutados
para trabajar contra la URSS
comunista. Realizan investigaciones principalmente sobre armas químicas, el uso
de psicotrópicos en la tortura y la conquista del espacio. Lejos de situarlos
en puestos subalternos el Pentágono les confía la dirección de estos programas
en los que estampan su sello ideológico.
Apenas terminada la
Segunda Guera Mundial en el teatro de operaciones, se inicia
la rivalidad entre los Estados Unidos y la URSS. La prioridad de ambos pasa a ser el rápido
saqueo del enemigo vencido: el Tercer Reich de Adolf Hitler. Así, el
conocimiento tecnológico desarrollado por los científicos alemanes despierta la
codicia aunque haya sido fruto de la explotación de una mano de obra en
cautiverio en los campos de concentración.
Una parte del estado mayor de los Estados Unidos, sacudida por lo que descubren sus hombres en Dachau, Auschwitz, Dora, ordena recoger la mayor cantidad posible de pruebas con vistas a un proceso de los dirigentes nazis. Por el contrario, otros oficiales del estado mayor consideran que estos criminales son un personal insustituible que conviene poner al servicio del poderío de los Estados Unidos, de modo que el Pentágono pone en marcha una operación para recuperar a los científicos alemanes que hayan trabajado para el Tercer Reich nazi de Adolf Hitler.
Una parte del estado mayor de los Estados Unidos, sacudida por lo que descubren sus hombres en Dachau, Auschwitz, Dora, ordena recoger la mayor cantidad posible de pruebas con vistas a un proceso de los dirigentes nazis. Por el contrario, otros oficiales del estado mayor consideran que estos criminales son un personal insustituible que conviene poner al servicio del poderío de los Estados Unidos, de modo que el Pentágono pone en marcha una operación para recuperar a los científicos alemanes que hayan trabajado para el Tercer Reich nazi de Adolf Hitler.
La
operación se enfrenta a una gran resistencia proveniente al mismo tiempo de
dirigentes políticos y en el estado mayor. La posición del presidente Franklin
Delano Roosevelt es clara: rechaza el conceder privilegios a los oficiales de
las SS y a los miembros del ministerio alemán de Relaciones Exteriores al ser
interrogado sobre el asunto por William Donovan, jefe de la OSS. (La Oficina de Servicios
Estratégicos, más conocida por su nombre original en inglés, Office of
Strategic Services u OSS, fue el servicio de
inteligencia de los Estados Unidos de América durante la Segunda
Guerra Mundial. Está considerada la predecesora de la Agencia
Central de Inteligencia o CIA).
Los científicos más codiciados en lo inmediato son los que han
constituido la amenaza más fuerte para los Aliados, es decir, los que han
concebido los temibles misiles V2, (cohetes supersónicos) en cuya vanguardia
está el nazi Wernher von Braun. Con sólo 32 años en 1945, se trata de uno de
los más brillantes ingenieros de la época. Desde la década de 1930 trabaja con
Hermann Oberth, padre del cohete alemán.
Pasa a formar parte de las SS y del comando personal del jefe de la
organización, Heinrich Himmler, antes de obtener el grado de comandante.
Durante la guerra trabaja en el centro de Peenemünde en el proyecto de los
cohetes V2, construidos en la fábrica Mittelwerk por personal procedente del
campo de concentración de Dora.
Tras la victoria de los Aliados, es internado por un tiempo en Garmisch (una ciudad de Alemania en el estado de Baviera), por el equipo del coronel norteamericano Holger Toftoy, quien alberga un proyecto descabellado: reiniciar en la base de Fort Bliss, en los Estados Unidos, el programa de cohetes, en el que trabajaba von Braun, a quien le encarga además convencer a sus antiguos colegas para unirse en la aventura.
Tras la victoria de los Aliados, es internado por un tiempo en Garmisch (una ciudad de Alemania en el estado de Baviera), por el equipo del coronel norteamericano Holger Toftoy, quien alberga un proyecto descabellado: reiniciar en la base de Fort Bliss, en los Estados Unidos, el programa de cohetes, en el que trabajaba von Braun, a quien le encarga además convencer a sus antiguos colegas para unirse en la aventura.
La tarea no es muy difícil: en su mayoría, los científicos corren el
riesgo, si se quedan en Europa, de ser conducidos ante un tribunal por
«complicidad en crímenes de guerra». Paralelamente, uno de los directores de la JIOA, (Joint Intelligence
Objectives Agency, el servicio de inteligencia del estado mayor intejércitos
USA, creado en 1945), E.W. Gruhn, se encarga de hacer una lista de científicos
alemanes y austriacos de los más calificados para que sean reclutados y trabajen
para el gobierno de los Estados Unidos.
Para ello se apoya en Werner Osenberg, quien dirigió la sección
científica de la Gestapo
encargada de verificar la confiabilidad política de los científicos que
trabajaban para el Reich. Los informes y expedientes de la siniestra policía le
permitieron a Osemberg hacer una lista de 15 mil nombres de científicos con su
filiación política y valor científico. Como lo señala Linda Hunt, este método
«favorecía sobre todo la contratación de nazis acérrimos y convencidos».
El programa confiado a von Braun no obtiene inmediatamente los resultados esperados. En junio de 1947 se efectúa el lanzamiento del primer V2 modificado desde la rampa de White Sands Proving Ground, en Nuevo México. El misil, ensamblado a partir de piezas alemanas recuperadas en Mittelwerk, se aleja de su trayectoria inicial para ir a estrellarse del otro lado de la frontera mexicana, a menos de cinco kilómetros de un barrio superpoblado de Ciudad Juarez, lo que obliga a Washington a explicarles inmediatamente a los mexicanos que bajo ningún concepto pretende lanzar un ataque coheteril contra su país.
El programa confiado a von Braun no obtiene inmediatamente los resultados esperados. En junio de 1947 se efectúa el lanzamiento del primer V2 modificado desde la rampa de White Sands Proving Ground, en Nuevo México. El misil, ensamblado a partir de piezas alemanas recuperadas en Mittelwerk, se aleja de su trayectoria inicial para ir a estrellarse del otro lado de la frontera mexicana, a menos de cinco kilómetros de un barrio superpoblado de Ciudad Juarez, lo que obliga a Washington a explicarles inmediatamente a los mexicanos que bajo ningún concepto pretende lanzar un ataque coheteril contra su país.
El traslado de científicos tan implicados en el aparato nazi no podía
producirse sin dificultades. Muchos de ellos sólo aceptaron este «exilio» bajo
amenaza de persecución judicial en su país, lo que no es una prueba de
confiabilidad. En el mejor de los casos consideran colaborar con un aliado
objetivo en la lucha contra la
URSS.
En el peor, están decididos a compartir lo menos posible las tecnologías
que dominan o a venderlas al mejor postor. Estos problemas son identificados al
principio de la operación. Walter Jessel, teniente del ejército norteamericano,
fue encargado en 1945 de evaluar la lealtad de los científicos antes de que
abandonaran Alemania.
Su informe, basado en los interrogatorios, concluye que Von Braun y sus hombres tratan de ocultar sus informaciones a los oficiales norteamericanos. Según el militar estadounidense, confiar en ellos sería «absurdo». Después de todo, los científicos alemanes estaban hasta hacía poco en el campo enemigo.
Su informe, basado en los interrogatorios, concluye que Von Braun y sus hombres tratan de ocultar sus informaciones a los oficiales norteamericanos. Según el militar estadounidense, confiar en ellos sería «absurdo». Después de todo, los científicos alemanes estaban hasta hacía poco en el campo enemigo.
La opinión pública no se inmuta por esta llegada al territorio
norteamericano de antiguos científicos nazis, además de haber sido
cuidadosamente desinformada al respecto. A finales de 1946 el departamento de
Guerra organiza incluso un día a puertas abiertas en Wright Field a fin de
presentarle a la prensa una delegación de «sabios alemanes». Los artículos
publicados tras esta iniciativa propagandística silencian los antecedentes
dudosos de estos brillantes ingenieros.
La ortodoxia del Pentágono quiere que todos sean «pasados por el
tamiz». El subsecretario de Guerra Patterson declara «que ningún científico
sospechoso de crímenes de guerra ha sido introducido en los Estados Unidos». En
realidad, existen importantes diferencias dentro de la propia base de Wright
Field, donde varios militares norteamericanos se indignan por tener que
trabajar con «criminales de guerra nazis».
Así, Theodor Zobel es acusado de haber «efectuado experiencias con
seres humanos cuando dirigía los túneles de pruebas aerodinámicas de
Chalais-Meudon, en Francia, información confirmada por un informe del OMGUS
(Office of Military Government, United States), la administración militar
norteamericana en Berlín. El experto en carburantes de reactores, Ernst Eckert,
ve resurgir su pasado de antiguo miembro de las SA, luego del NSDAP (Partido
Obrero Alemán), a partir de 1938 y de las SS en 1939. Pero la política del
Pentágono, es la de proteger al máximo a estos hombres, mientras sigan trabajando,
durante este periodo, se va trayendo a otros más.
A partir del verano de 1947, la
JIOA (Joint Intelligence Objectives Agency) lanza una nueva
operación titulada «National Interest» (Interés Nacional) que le permite
reclutar a toda la gama de científicos nazis, incluso a los que han sido
condenados por crímenes de guerra. La
JIOA toma la decisión de falsificar expedientes militares de
los científicos alemanes que se propone sacar con destino hacia los Estados
Unidos. Esta les propone trabajar para el ejército o para grandes empresas
privadas, especialmente para Lockheed, W.R. Grace and Company, CBS Laboratories
y Martin Marietta.
Otto Ambros es de los que se benefician con el programa. Director del
IG Farben (Entre 1933 y 1945 explotaron a los obreros alemanes, voluntarios,
forzados o esclavos y el monopolio químico) durante la guerra, participa en la
decisión de utilizar el Zyklon B (producido por una filial del IG Farben) en
las cámaras de gas y escoge el campo de exterminio de Auschwitz para instalar
una fábrica. Esto le permite producir, con mano de obra en condiciones de
esclavitud, gases asfixiantes que probaba allí mismo con prisioneros antes de
extender su uso a los demás campos. Declarado culpable en Nuremberg de
esclavización y asesinatos en serie, es beneficiario de la clemencia del
tribunal y sólo es condenado a ocho años de prisión.
Durante su encarcelamiento su nombre se mantiene en las listas de
contratación de la JIOA
(Joint Intelligence Objectives Agency), que lo recluta desde su liberación
anticipada mediante John McCloy, alto comisionado de los Estados Unidos para
Alemania. Entonces es integrado como «consejero» a los efectivos de W.R. Grace
Company, Dow Chemical, así como a los del US Army Chemical Corps.
A pesar de ello no
serán puestos nunca bajo estricta vigilancia por el comandante James Hamill,
responsable directo del grupo Paperclip en Fort Bliss: «No sólo (...) los
miembros de Paperclip estaban autorizados a un amplio acceso a las
informaciones secretas, sino(...) que no había ni toque de queda ni
verificación del correo alemán». Además, «las actividades de los científicos en
el exterior eran muy poco controladas», lo que da fe de una ligereza increíble
o de una confianza ciega que sólo puede explicarse como simple ingenuidad.
El final de la
aventura es lastimoso. A partir de inicios de los años 70 disminuye el
financiamiento militar para los programas científicos de Paperclip. En 1971 las
restricciones presupuestarias afectan duramente el programa espacial,
especialmente a los ingenieros alemanes. Arthur Rudolph pasa a retiro con la
más alta distinción de la NASA,
la Distinguished
Service Medal.
El mismo año,
Wernher von Braun es obligado a testimoniar ante fiscales de Alemania
Occidental encargados de investigar los crímenes cometidos en el campo de
concentración de Dora. Poco después debe abandonar su sueño secreto de
convertirse administrador general de la NASA. En 1974 le corresponde el turno del retiro
a Kurt Debus. Diez años más tarde, en 1984, cuando resurgen las acusaciones de
crímenes de guerra contra Arthur Rudolph, este último es obligado a abandonar
los Estados Unidos para trasladarse a Hamburgo.
En total, los
diferentes programas de la Operación Paperclip movilizaron a cerca de 1 500
científicos nazis para luchar contra la
URSS y dan fe de la decisión del estado mayor interarmas de
los Estados Unidos de colaborar con el partido nazi a pesar del veto del
presidente Roosevelt. Esta decisión fue validada posteriormente por el
presidente Truman y elevada a nivel de política federal sistemática. Bajo el
control del Consejo de Seguridad Nacional, son realizadas operaciones paralelas
en otros campos para recuperar e integrar a los cuadros nazis, así como a los
cuadros del sistema militar japonés, al aparato de seguridad de los Estados
Unidos o para emplearlos en las operaciones secretas en el extranjero.
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